
Gotita azul del triángulo amarillo
Hay instantes que generan un cambio drástico, una marca que se mantiene constante en nuestros recuerdos. Como el arañazo de una gotita azul al resbalar sobre un triángulo amarillo.
La fotografía se convierte en esa rendija por la que espiar instantes de una vida, capturar y apresar imágenes que viajen al futuro en dibujos; y así permanecer, comprender y dialogar sobre el mundo que nos rodea. Tratando de encontrar y transformar recuerdos cotidianos del día a día, desde el medio ambiente y el entorno que cohabitamos como compañeros de piso y de viaje. Vamos envejeciendo, también crecemos.
Idaira del Castillo 2023
Precozmente encuentra su voz en la pintura; sin acabar Bellas Artes gana el Premio de Artes Plásticas Manolo Millares (2017) y con menos de 30 años ya expone individualmente en Madrid y en los principales Centros de Arte de Canarias (La Regenta, Cabrera Pinto, Juan Ismael… Y en 2024 en el CAAM) Desde entonces, ya vemos algunas características de su poética: Un formidable dominio del dibujo, grandes formatos, colores brillantes. Potente y escenográfica, explora tanto el fauvismo y el expresionismo como del pop art, el manga, el comic y el graffiti.
A primera vista destaca la fuerte presencia que imponen sus obras, su riqueza cromática, el desparpajo, la luminosidad, los colores histriónicos y el soporte blando: telas y fieltro. Los materiales, los cosidos y las magnitudes remiten a su infancia, entonces vive en un mundo entre costuras, la familia hacía trajes canarios. Y, ya de mayor, las telas sin bastidor, la técnica del collage, las texturas y una sensibilidad escenográfica perfilan su poética ecofeminista: la gran mayoría de sus retratos son de mujeres y casi todos los materiales que usa son reciclados: las telas, los cartones de latas de conservas, los plásticos… Además tiene una gran empatía con los animales, que también merodean una pintura con distintas texturas: como la piel de los animales y los collages.
Es una obra muy física, no gira en torno de la historia del arte o de la cultura, es su vida:identidad, retales, memoria, inventiva, determinación…Las telas pintadas directamente sin imprimación previa, se desparraman por las paredes y suelo. Idaira usa las telas como color o textura y ha ido evolucionando hacia el dibujo: “me gusta que parezca que están calcados, como copias de pegatinas de chicles. Con el trazo juego a llegar a la mínima expresión. Estoy aprendiendo a dibujar con el vacío, y a esconder el principio y el fin del dibujo en un solo trazo”.
Los materiales traen su propia historia. Idaira los pinta, los manipula, pisotea las telas, las refuerza para que aguanten, pone más o menos costuras: “es algo que te pide la personalidad de la tela”… Las imágenes con perspectiva plana y dibujo quebrado suelen venir de fotografías, que reinterpreta con una visión imaginativa y crítica: “el individuo, los monstruos cotidianos, la decadencia del sujeto, la personalidad desestructurada, la deformidad como rasgo de personalidad, la psicología de las relaciones, el animal interior, la asimilación de recuerdos”. Su pintura, siempre intensa y expresionista refleja la inmediatez, la impaciencia, el arrebato del mundo actual y la paradoja de estar cada vez más conectados y más solos.
El color como reclamo, llamativo, brillante, futurista, de megalópolis asiática, emocional, “es muy importante para representar los estados de ánimo de cada personaje y descubrir los mundos que habitan”. La luz es atlántica, africana, del sur, cálida. La ambientación, friki; la perspectiva y la escala distorsionadas. Idaira no se plantea referencias, su pintura es muy carpe diem, pero también palimpsesto del arte egipcio, de Matisse, Warhol, Basquiat, de los graffiti, los manga… Fernando Álamo dixit: “usa el lápiz de color como un pincel enorme, sus telas multicolores recuerdan los frescos de Giotto y Botticelli , su pintura es un álbum fotográfico” y su dibujo el cordón umbilical que la conecta con la vida.
Carlos Díaz-Bertrana

X





